Esta historia no es mía, pero la persona que la vivió me pertenece en cuerpo y alma por lo tanto la cuento como propia.
En el metro había un señor de edad quejandose a viva voz porque unas niñas no le habían cedido el asiento. Era extraño ver que la gente alrededor no parecía darle la razón a él, ya que si bien no es sano despotricar por algo tan simple mira quién habla, correspondía que le cedieran el asiento.
La razón por la cual no concordaban con la actitud de este "señor", y más bien las defendían a ellas era porque partió su reclamo diciendo que obviamente "esa clase de niñas" no tenía la capacidad para entender que hay que cederle el asiento a las personas mayores. También hizo un comentario sobre la estación en la cual descendieron, algo así como: "claro, acá tienen que vivir no podía ser de otra manera".
Me alegra que no haya sido masacre, y que realmente el grueso de la gente desaprobara ese tipo de comportamiento. Además me habría costado empujar a tanta gente por el andén, con uno basta....
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